Un poco de historia

Está perfectamente demostrado que el ser humano desde sus más remotos orígenes se ha visto atraído y fascinado por los juegos de azar. Los huesos de astrágalo de oveja y ciervo se utilizaban en las primeras civilizaciones como rudimentarios dados, y se han encontrado en yacimientos con más de 40.000 años de antigüedad. En las tumbas egipcias aparecen pinturas que datan del año 3.500 antes de Cristo en las que también se muestran escenas relacionadas con los juegos de azar, incluso Herodoto hace mención a la popularidad y difusión que tienen este tipo de juego en la antigua Grecia.

En estas civilizaciones antiguas era común recurrir a las voluntades divinas de sus dioses para la explicación del azar. Tanto en Grecia, como en Roma e incluso en civilizaciones como la tibetana o hindú, se han utilizado los dados como una forma de interpretar el futuro y de revelar los designios de sus deidades.

Por aquel entonces, todo lo relacionado con el azar estaba rodeado de un halo de misterio y divinidad, hasta que a finales de la edad media comienzan a aparecer personajes ilustres como Tartaglia e incluso el propio Galileo que trataban de dar una respuesta más racional al sentido del azar. Empieza a forjarse con ellos lo que actualmente conocemos como Estadística y Probabilidad.

Una de las primeras reseñas escritas que hay se encuentra en el poema De Vetula de Richard de Fournival (1200-1250) donde se calcula de manera correcta el número de combinaciones posibles para la suma de puntos obtenida al lanzar tres dados.

Pero dejando a un lado la prehistoria del cálculo de probabilidades, parece que fue Girolamo Cardano (1501-1576). quien en 1526 en su 'Liber de Ludo Aleae' introdujo ideas probabilísticas en el análisis matemático de los juegos de azar. Cardano era un personaje realmente peculiar, médico, matemático y astrólogo, intentó aplicar sus conocimientos astrológicos para vaticinar hechos futuros, la verdad es que sin demasiado éxito. Así predijo que Eduardo VI de Inglaterra tendría una larga vida. El rey murió a los 16 años, al año siguiente del vaticinio. Incluso llegó a predecir su propia muerte, en este caso con acierto porque tres días antes de que se cumpliese el plazo, dejó de comer y murió. Pero fue su faceta de jugador la que le hizo centrarse en el cálculo de probabilidades, eso sí, después de que hubiese apostado y perdido todas las joyas de su esposa en una partida de cartas.

Aunque el libro de Cardano es uno de los primeros publicados sobre esta materia, se acepta generalmente como comienzo de la historia de la probabilidad el año 1654, año en el que comienza la correspondencia entre Pascal y Fermât centrada en resolver los problemas propuestos por el caballero de Méré, un jugador más o menos profesional de la época y un apasionado de todo lo relacionado con el juego de los dados y las cartas.

Este caballero creía que había encontrado una "falsedad" en los números al analizar el juego de los dados. Había observado que el comportamiento de los dados era diferente cuando se utilizaba un dado que cuando se empleaban dos dados. La "falsedad" partía de una comparación errónea entre las probabilidades de sacar un seis con un solo dado a la de sacar un seis con dos dados. Para el caballero debía existir una relación proporcional entre el número de jugadas necesarias para conseguir el efecto deseado en uno y otro caso. El problema está en que el citado caballero no tuvo en cuenta que en el segundo caso estaba analizando una probabilidad compuesta en la que las probabilidades se deben calcular multiplicativamente.

La idea de Pascal y Fermât de dar una explicación científica a este y otros problemas planteados por el caballero de Méré es el origen de la Estadística moderna. Como podemos ver la estadística y probabilidad han estado ligadas desde los orígenes a los juegos de azar y es interesante ver como la inquietud de brillantes pensadores y su intento de dar explicaciones racionales a diferentes problemas planteados por un jugador profesional ha derivado en una ciencia mundialmente reconocida.